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domingo, 19 de junio de 2011

Los Superhéroes y el amor - primera parte.

en una discusión en la lista de correos de hansi-libroz@gruposyahoo.com.ar hace ya un tiempo, alguien envió un par de cosas respecto del tema de las relaciones sentimentales entre los héroes del mundo del comic y las damas.
en esta primera parte, les voy a transcribir un texto que alguien envió a dicha lista de correo. se titula: "La Novia del Superhéroe".

espero les guste.

Hay una figura a la que por mucho que se trate el tema nunca se le hace justicia. No es el superhéroe, no es el supervillano, es... la novia del superhéroe. Es el oficio más duro del mundo y ni siquiera pagan plus de peligrosidad. Vale que lo de ser novia de un superhéroe es la típica cosa de la que presumirías delante de las amigas mientras te comes un enorme gofre con chocolate (eso, claro está, si la doble identidad de tu chico no tuviera que ser más secreta que las deliberaciones de un cónclave) pero analicemos la realidad.

Te pasas la vida siendo secuestrada por todos y cada uno de los supervillanos de la zona, que invariablemente te destrozan el correspondiente modelito y si encima te pillan estando en casa te hacen astillas todo el mobiliario. Vamos, que el regalo ideal de cumpleaños es un paquete de acciones de Ikea o de Inditex... o peor aún, pagarte la terapia porque semejante colección de incidentes tiene que dejar secuelas por narices. Todo esto suponiendo que el superhéroe en cuestión cobre por sus servicios porque, en condiciones normales, el único que conocemos que esté
forrado es el Bruce Wayne ése y, si la memoria no me falla, en la última peli ya lo pilló una antipática llamada Elle McPherson que, no sólo se llevó al millonario por la única virtud de estar buena, sino que, en el mismo lote, se quedó con un macizo al que le va el látex negro de diseño. No hay derecho.

Esto nos lleva al siguiente punto: ¿cómo saber que tu chico es un superhéroe? o “fases por las que pasa toda relación”. La primera, por supuesto, es la que podríamos llamar “estoy enamorada del chico con mallas y me meto en todos los líos que pueda para que venga a rescatarme”. En ésta, ni siquiera necesitas que vengan los malos a buscarte, ya los encuentras tú a ellos,... lo que a la larga te acaba colocando como primera opción para cualquier villano de todo el mundo mundial que quiera hincharle las narices al megabueno. Mientras tanto, el alter ego pringaete intenta que te fijes en él en vez de en su versión con leotardos (por aquello de no abusar), y consigue el éxito habitual... o sea, ninguno.

La segunda fase es la de “creo que me gusta el pringaete. Es... ¡tan real!.
Ya tengo 35 años y no puedo seguir comportándome como una cría”. Aunque parezca que el tema se arregla así, no es tan fácil porque, cada vez que estás a punto de tener un momento interesante con él, tiene que desaparecer volando (algunos incluso se toman lo de “volando” de una forma muy literal) y tú te quedas con un descomunal ataque de mala leche y pensando que el muy cretino le tiene más fobia al compromiso que tú.

Cuando parece que la cosa ya no tiene arreglo llega la fase 3 (léase con voz de Bridget Jones en pleno ataque oligofrénico): “Oh! Estoy al borde de la muerte y me he dado cuenta de que el superhéroe y mi pringaete son el mismo tío. Soy imbécil. Unas gafas y medio kilo de gomina han bastado para confundirme durante 3 años”. Si en la fase anterior estabas cabreada, en ésta te apuntas a clases de kick-boxing. No sólo eres tonta del todo, sino que el superhéroe en cuestión se ha dado cuenta y te ha estado tomando el pelo desde que le conociste. Eso sí, para ser justos, nadie puede pensar que no te lo merecieras: no te diste cuenta de que jamás les habías visto juntos, de que besaban igual, ambos sabían cosas que sólo le habías contado
a uno de ellos, eras la única persona de todo el cómic a la que el de las mallas tenía vigilada 16 horas al día (por suerte para ti) y hace tanto tiempo que se había quedado sin excusas para escurrir el bulto durante la larga serie de catastróficas citas que tuviste que sufrir que ni siquiera recuerdas cuándo dejaste de intentarlo.

A fuerza de múltiples secuestros y situaciones de alto riesgo (no perdamos de vista la manía de los malos de usarte para tocarle las narices a tu chico) la fase 3 resulta durar poco y llegamos a la cuarta, o “por fin lo tengo atado a mi cama... cuando no está ocupado rescatando al resto de este puñetero y abarrotado planeta”. Se supone que esta parte es la buena pero nunca se sabe. ¿Alguien se imagina a Han Solo, por ejemplo, acondicionando el Halcón Milenario para que un bebé pueda gatear dentro sin tropezar ni electrocutarse con nada, a Spiderman reforzando sus cápsulas de telaraña sintética con cierres anti-críos para que nadie se intoxique o a Cíclope durmiendo con las gafas puestas por si el nene llora y le despierta de
repente en medio de la noche? Además, a saber qué prima te haría pagar el seguro de la niñera del enano por si la criatura sale en algo a papá.

¿La solución a todo esto? Pues después de pensarlo mucho, creo que la única posible es liarse con Alfred, el criado de Bruce Wayne. No sólo es un marido que cocina, limpia y plancha sino que está tan colgado con su jefe que seguro que no le importa que ayudes a Batman a relajarse después de una larga noche de dura lucha contra el crimen. El resultado es que tienes a un respectivo que no te da problemas y morirá pronto, y también disfrutas de un guapo superhéroe que te mantiene contenta y, lo más importante, puede pagarte la terapia, renovarte el vestuario después de cada secuestro y el mobiliario que sufre los allanamientos es el suyo. Además, seguro que la McPherson empieza a engordar justo después de la boda, y él tiene mejor
estilista que la Reina Amidala, que encima tuvo la mala leche de dejárselo a su hija como herencia.


Para aquellos que supuestamente no entienden ciertos modismos o formas de hablar de los Españoles, lo lamento, pero en mi caso, realmente me reí mucho.

en breve, la segunda parte.

2 comentarios:

  1. ¿Y la versión de la pareja masculina de la superheroína? La verdad yo creo que los hombres quedamos mejor parados en esto, pues lo general estas féminas tienen como "peor es na" a otos superhéroes:

    * Canario Negro a Flecha Verde.
    La Cazadora y unas dos encarnaciones de * Batichica a Robin y a Ala Nocturna respectivamente.
    * Hielo a Guy Gardner.

    Y eso recuerdo por el momento. En suma, parece que las minas son mucho más inteligentes, pues así se ahorran problemas.

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  2. Ah, pero es que al parecer no recuerdas al Mayor Steeve Trebor, que le hacía ojitos a la Mujer Maravilla por lo menos en la serie de los años 70.

    realmente era como el caso contrario descrito en el artículo, pero en general tienes razón, son más las novias de superhéroes que el caso contrario.
    tengo intención de hacer una investigación respecto del fenómeno de los novios, pero creo que voy a necesitar de tus conocimientos.

    en fin, ya veremos.

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