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lunes, 21 de noviembre de 2011

Camino a Babilonia: Prólogo

Ya, me lanzo a la piscina con esto.

Desde hace por lo menos unos seis a siete años, tengo en la cabeza el germen de un relato que más o menos trazaba las líneas para una historia de Space Opera con la mayoría de los elementos de tales narraciones. Nunca me decidí a ponerlo por escrito, y vagabundeaba por entre las ideas en mis ratos libres, o bien inspirándome escuchando música, de la que tengo que admitir, cuento con un gusto tremendamente amplio, lo que tal vez aborde más tarde. Mi hermano, el escritor Vladimir Spiegel, que ha publicado por fin su primera novela en estos días, había a inicios de la década puesto por escrito unas ideas que son, para su eterna alegría y mi más personal orgullo, lo que hoy es “La Tercera Espada”. Poco antes de que se le comunicara que su novela sería finalmente publicada por la editorial Puerto de Escape, me decidí a dar mis primeros pasos como escritor.
Cuando el mundo era joven (y la muerte era solo un sueño) escribí algunos cuentos adolescentes y participé en publicaciones de aficionados. Más recientemente he colocado mi pluma (teclado sería mejor) al servicio de revistas como crítico de producciones para los fans del cine, el anime o la TV, pero solo hace cosa de un año me puse a la firme tarea de ponerme, por decirlo así, serio en mis intentos.
Todo cambió cuando encontré una saga de 20 novelas de aventuras navales situadas durante las guerras Napoleónicas, protagonizadas por el capitán Jack Aubrey y el doctor Stephen Maturin. Me refiero desde luego a las novelas de Patrick O’Brian, iniciadas con “Capitán de Mar y Guerra”, “Master and Commander”. Ahí se me abrió un universo francamente hermoso de historias marineras, lenguajes y vocablos de los “Hombres de Mar”, por no hablar de las gloriosas batallas navales relatadas por su autor. Gracias a tales novelas (y las que vinieron después) toda la historia se transformó por completo. El desarrollo de la misma no, pero los personajes, relaciones, orígenes y un montón de otras cambiaron por completo.
Decidido a incluir en mis pobres intentos el mundo que se había abierto a mis pies, un día cualquiera comencé a escribir, con lo que una idea general fue tomando forma. Para mi buena suerte tuve que dejar de lado tales intentos, pues llegó a este mundo mi hija Antonia. Desde luego tales intentos pasaron al cruel olvido durante varios años; sin embargo la idea me seguía dando vueltas, se iba perfeccionando y con cada vez mayor frecuencia abría diferentes documentos en los que iba anotando los nombres de los personajes, los nombres de los navíos e iba agregando una que otra línea por aquí y por allá. Finalmente hace como un año entré en cierta falta de actividad profesional y motivado por mi hermano, retomé todo lo que había hecho (no era mucho en todo caso) y descubrí muy pronto que me iba gustando cada vez más poner por escrito mis ideas.
Por fin tengo el vergonzoso honor de presentarles mis torpes intentos por crear una narración de Ciencia Ficción que espero sea del gusto de muchos y muchas. Y si no es de su gusto, para otra vez será.


CAMINO A BABILONIA.

Este es el título que he colocado (tras pensarlo un montón) al relato que hoy inician en su lectura, dividido hasta este momento en diecinueve capítulos. No es un trabajo en solitario, pues he recibido ayuda de ciertas personas, las que mencionaré más adelante, pero sin sus aportes, nada de esto sería posible.


Reseña:

Nelson Patrick es un hombre retraído, amargado y que mira en menos a todos sus compañeros de servicio. Más aún, ahora que ha sido ascendido al rango de Capitán de Fragata, siente que su destino se va cumpliendo poco a poco. No solo es el más joven que a logrado el rango, también se le ha asignado el mando del navío más nuevo de la Flota de la Armada de la Confederación, el NCT Danubio, que está saliendo de los Astilleros de la Luna.
Su permanente gesto de indiferencia comienza a agrietarse cuando por un lado conoce la parte oculta de su misión, así como el descubrir que viejos y queridos amigos formarán parte de la dotación de su nuevo mando. Esto logra que vuelva cada vez más al pasado y las razones que le quitaron su alegría y calidez anteriores, además de hacer descubrimientos sobre sí que no le gustarán en lo más mínimo.
El riesgo y el posible inicio de un conflicto están ahí a la vuelta de la esquina…, y el Danubio estará al parecer en medio de todo.


Antes de dejarlos por fin con la lectura, me gustaría hacer dos alcances previos que de algún modo creo pueden resultar interesantes.
Lo primero dice relación con la “Caída Libre”.
Desde niño he disfrutado con la Ciencia Ficción, de la que me enamoré gracias en primer lugar a Star Trek. Tal vez gracias a sus inteligentes guiones y adultas tramas, pero el caso es que desde siempre me llamó la atención la forma en que se contaban las historias en esa serie de TV. Luego fueron cosas tales como Galáctica y Star Wars, las que nunca tanto como la primera, lograron que aumentase mi gusto por dicho género de la narrativa. Para la confusión de mis años de adolescente, fui notando que todos y cada uno de los personajes, si bien es cierto estaban en el espacio exterior, se mantenían pegaditos al suelo de sus naves espaciales. ¿Dónde está la carencia de gravedad? Me preguntaba cada vez con mayor frecuencia. No sabía por aquel entonces lo difícil que resultaba simular el estado de caída libre por ausencia de gravedad, lo que solo se consigue llevando a los actores en esos aviones que se dejan caer desde mucha altura para el entrenamiento de los Astronautas. Caso clásico es el de la película Apollo 13, para la que se utilizó dicho método a fin de lograr las pocas escenas en que están por ahí flotando en su desafortunada nave. De igual forma, está el asunto de la inercia cuando no hay resistencia en un entorno de caída libre, resultando que el lanzamiento de proyectiles desde una nave espacial o un caza como el de Rick Hunter en Robotech deberían causar un perceptible retroceso.
Pues bien, en esta narración que pongo desde hoy a disposición del que la quiera leer, me puse como meta mostrar todos y cada uno de los inconvenientes que dicho estado crea en un entorno carente de peso o gravedad. Creo (mejor dicho confío) en que haya quedado bien explicado y graficado en lo tocante a esto.
Lo otro que quisiera se tomara en cuenta dice relación con los rangos y escalafones que planteo en las páginas que he desarrollado. Si bien es cierto pretendí ceñirme por completo a los rangos de la Armada Real Británica, debo reconocer que en ciertos puntos me he tomado algunas libertades…, un tanto licenciosas a este respecto.


Bien, aún con el temor de que no sean de su agrado las páginas que pongo a disposición de todos, vamos por fin a lo que tanto he demorado. Aclaro eso sí que la entrega será semanal, con un capítulo por cada 7 días, tal vez 6 si tengo tiempo.

Si prefieren descargar el texto en formato de Microsoft Word, pueden hacerlo Pinchando con todas sus ganas aquí, o bien Haciendo clic aquí con las mismas ganas.

Si no desean darse el tiempo y prefieren leerlo directamente sin tener que descargar nada, Pueden entrar en este nuevo espacio del mundo "Jano".

Toda recomendación o críticas que quieran hacer serán bien recibidas, no se muerdan los dedos para escribir sus opiniones.

Finalmente hay 3 personas a las que quiero agradecer su ayuda, sus comentarios y la simpatía demostrada para con mis intentos.

Mi hermano, el primer lector que tuvo a bien leer lo que había osado poner por escrito, con recomendaciones y sugerencias que fueron siempre recibidas, así como muchas veces tomadas lo suficientemente en serio como para modificar el texto.
A Elwincito, que me ayudó con la forma de corregir el texto, así como por un buen número de razones que tal vez algún día les cuente. Solo me atrevo a recomendar que visiten su blog, Pinchando justo aquí, en el que encontrarán de todo con un notable estilo crítico.
Finalmente a Charo, que le dio una revisada al detalle al texto demostrando una paciencia extraordinaria. Charito, muchas gracias.

En fin, la próxima semana les traigo una nueva entrega.

1 comentario:

  1. ¡Enhorabuena, Alejandrillo y que los espíritus de Asimov, Clark, Heinlein y otros se posen sobre ti para inspirarte las mejores ficciones científicas criollas!

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